lunes, 1 de diciembre de 2008

ESPADAS Y SERPIENTES


"Mientras ellos cambiaban el mundo, sus hijos jugábamos en mi cuarto. Debíamos formar una pandila bastante extraña, menores de cinco años con camisetas del Frente Sandinista de Liberación Nacional y calendarios del Che Guevara. Todos figurábamos en nuestros documentos como asilados políticos. Yo mismo tuve dificultades para entrar en un colegio. El día de la entrevista, llevaba una camisa con la cara de Saddam estampada en el pecho. Y cuando el director me preguntó: -¿A que te gusta jugar? Yo respondí: -A la guerra popular."

"En el Perú, los gobernantes nunca han entendido el poder de la educación. Como es abstracta, invisible, siempre la han despreciado. Pero algún día, alguien tendrá que explicar por qué el grupo más sanguinario de nuestra historia estuvo dirigido por maestros."

En las citas hay dos pistas para entender las intenciones y el lugar desde donde se concibe un libro como La cuarta espada, una especie de biografía, ensayo y crónica al mismo tiempo sobre la controvertida figura de Abimael Gusman, el líder de Sendero Luminoso (la guerrilla peruana que azotó gran parte del país durante las décadas del 80 y el 90). La primera corresponde al joven escritor peruano Santiago Roncagliolo, durante el exilio mexicano que vivió junto a sus padres. La segunda a Luis Cisneros, presidente de la Academia Peruana de la Lengua, al entrevistarse con el autor del libro.
Probablemente tengan razón algunas de las voces que se alzaron para cuestionar la edición de la obra al aducir que Roncagliolo plantea un texto for export, para ser consumido por el público no peruano. De cualquier manera, las críticas esgrimidas no invalidan la posiblidad de acercamiento a una guerrilla muy poderosa que tuvo en vilo al estado peruano durante un periodo demasiado largo en los que el miedo y el terror se volvieron costumbre en el vecino país.
Se trata de un proyecto que el escritor empezó casi de casualidad y del que ya no pudo alejarse hasta concluir su tarea. Un relato interesante y cautivador que se lee a gran velocidad por las notables cualidades narrativas del texto. Quizás se le pueda cuestionar algo de liviandad en la manera de retratar los hechos porque no se ata a las notas periodísticas de la época y porque evita tomar partido por uno de los bandos en cuestión (no debiera pasarse por alto la terrible y nefasta actuación de la policía y el ejército peruano que terminaron haciendole el juego al espiral de violencia que proponía la organización guerrillera).
No obstante, la mirada de Roncagliolo, si bien reduccionista, si tenemos en cuenta la magnitud y la complejidad del tema abordado, funciona adecuadamente como una puerta de entrada al mundo de Sendero Luminoso a través del perfil de Abimael Guzmán, su jefe máximo.
Un personaje enigmático e instruido que se considera la cuarta espada del comunismo (detrás de Lenin, Stalin y Mao) y califica a Fidel Castro de payaso con patillas. Un oscuro profesor de provincias que se convirtió en sinónimo del terror en Perú; fanático capaz de encomendar misiones kamikazes a sus seguidores y no tener signos de remordimientos pese a las 70000 muertes que trajo aparejada la batalla con las fuerzas estatales.
Todas esas pérdidas humanas (obviando las materiales, en modo alguno comparables a las vidas cobradas en el conflicto) de nada sirven si no es posible observar las tremendas desigualdades sociales que existen en toda Latinoamérica y constituyen el caldo de cultivo para que surjan organizaciones armadas que aseguran buscar la liberación de los pueblos sojuzgados. Es frecuente que pierdan el rumbo con mayor o menor rapidez y se conviertan en sinónimos de terror y muerte. La cuarta espada es un libro dedicado a uno de los máximos exponentes al respecto.

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