A esta altura de su carrera, resultaba bastante extraño que no existieran libros sobre Los Fabulosos Cadillacs. Referentes festejados por la prensa para su rock maduro a finales de la década pasada, época juvenil dorada cuando juraban morir tocando ska en recitales masivos y banda insignia del rock latino en los primeros noventa; su repercusión a nivel latinoamericano merecía que alguien se encargara de contar su historia. Ahora bien, El león, la biografía autorizada de LFC, escrita por Esteban Cavanna ¿está a la altura de la historia que pretende contar? La respuesta depende del ángulo elegido para analizarla.
El libro recoge información privilegiada, surgida desde el seno mismo de la banda y aprovecha de manera muy efectiva el impresionante material de archivo cedido por Vito Rivelli (creador del no menos imprescindible LFCRarezas). Además, hay una sana idea de contextualizar cada acto cadillac en un marco mayor que el microcosmos del grupo. En ese sentido, el nivel de detalle logrado incluye toda esa data que los fans aman: ingenieros de sonido, técnicos de grabación, discografía completa, reseñas de prensa, actividades paralelas y hasta las composiciones explicadas por sus propios autores.
Para el seguidor acérrimo será una fuente inagotable de perlas agrupada especialmente para la ocasión y seguramente considerará que El León cumple holgadamente con las expectativas previas. Sin embargo, el curioso y no tan fan puede sentirse abrumado ante tanto material. Las 264 páginas que incluye la obra terminan pareciendo excesivas porque la historia oficial se compone de un total de 158. El resto se agrupa en diferentes bonus tracks cuya necesidad resulta bastante discutible. Y la parte dedicada a los avatares del grupo excluye de manera deliberada el final un tanto aciago en 2002. Nada se dice de los enfrentamientos internos y parece que la separación obedece a razones externas en las que las fricciones y guerras de ego (Rotman dixit) no entran en juego.
Un acierto notable de la obra de Cavanna reside en el contrapunto que se establece entre miembros del grupo, entre la banda y su ex manager Alejandro Taranto (que inspiró la canción El satánico Dr Cadillac) y entre los músicos y parte del periodismo (con Polimeni a la cabeza). Sin obviar las posturas oficiales, El león le da la posibilidad a los involucrados para argumentar sus posturas o razones aunque no coincidan con la visión de los músicos. En ese toma y daca aparecen probablemente los momentos más jugosos del texto.
Por otro lado, atendiendo lo estrictamente técnico, la diagramación elegida desalienta la lectura. Poblada de recuadros, opiniones y columnas; esa intención de otorgar contexto puede resultar cotraproducente porque distrae la atención del texto madre y tropieza con cierta falta de jerarquización de la información. Algo similar ocurre con las notas al pie (en muchos casos en páginas siguientes y a veces inexistentes) y con los panoramas de cada año: ¿la inclusión de discos de Anti Nasti o la increible atención a la discografía de grupos chilenos aportan datos significativos? ¿La cantidad de veces que LFC visitó cada país por los que giró es necesaria? Decididamente no. Los errores tipográficos y ortográficos aparecen con una frecuencia poco adecuada para una edición que pretende ser mainstream (6000 ejemplares). Y si bien el regreso de la banda a caballo del Satánico Pop Tour probablemente acortó los tiempos previstos para la edición, muchas de las entrevistas realizadas para el libro se produjeron años antes del retorno. Entonces, las fallas adquieren una dimensión de mayor envergadura.
Esos errores de apreciación, de diseño y una información sobreabundante terminan desluciendo un texto absolutamente necesario para contar la historia oficial (con las ventajas y desventajas que arrastra una biografía autorizada) de los Cadillacs, banda sonora de millares de jóvenes que crecimos escuchando su música.
2 comentarios:
che muy buenbo este blog aunq creoq no tiene la opcion d seguirlo. entre de rebote leyendo sobre Divididos y attaque...
lo toy guardando en marcadores, adios
En algún momento la tuvo y ahora que lo decís recién noto la ausencia. Veremos si lo resuelvo en los próximos días. Me alegro que te guste el blog, volvé cuando quieras.
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