DEUDAS PENDIENTES

Podría asegurar que mi vida transcurre en días algo caóticos pero, en realidad, el supuesto caos no es tan diferente al que seguramente tienen muchos otros. Por estos días acabo de cerrar una etapa y pienso mudarme a otro departamento en noviembre. Las mudanzas suelen ser traumáticas y uno tiende a evitarlas dentro de sus posibilidades. La semana pasada estuve dedicado full time a la búsqueda de nuevo domicilio: aprendiendo (una vez más) la jerga inmobiliaria que abunda en los clasificados, mirando más departamentos de lo recomendable.
Cuando ves 12 en una tarde se comienzan a mezclar mentalmente y uno tiende a confundir espacios, agregar balcones deseados, imaginar ventanas inexistentes o pasar por alto que a alguno le falta el artefacto cocina (no es joda).
Además, estoy en el tramo final de un curso de periodismo narrativo que disfruto y padezco en proporciones semejantes, con resultados finales todavía inciertos. Ambas actividades me arrebataron gran parte del tiempo libre que me deja la librería. Por ende, los recitales (no fui a Los Umbanda y ya tendré tiempo para lamentarme) y los posteos vienen perdiendo espacio. Debo mi opinión sobre los 100 discos reggae de Rolling Stone, haré una reseña del nuevo disco de Resistencia Suburbana, anunciaré algunos shows programados para noviembre (Nonpalidece toca el 14 en La Vieja Usina, esa misma noche llega Aztecas Tupro a Captain Blue, un día antes nos visita Congo, emblema reggae del Uruguay) y habrá alguna reseña de libros que están pendientes.
Mientras tanto irán apareciendo posteos cortos con links, como viene sucediendo por ahora. Hoy, para despedirme, dejo un link a ADN, el suplemento cultural del diario La Nación. El fin de semana pasado publicaron como nota de tapa un retrato de Gay Talese, uno de los próceres del nuevo periodismo norteamericano que cambió radicalmente la forma de escribir de allí en más junto a nenes de la talla de Truman Capote o Hunter Thompson. Y como bonus incluyeron un texto del propio Talese que se puede leer aquí.