LEONERA

Anoche estuve en el Club Juniors viendo La Peña de León con las participaciones del grupo local Dientes de León, D-mente (el grupo comandado por Andrés Gimenez tras la disolución definitiva de ANIMAL), Abel Pintos y , por supuesto, el enorme León Gieco. En breve aparecerá en Recis la reseña correspondiente al evento pero algunas pequeñas aseveraciones tendrán lugar en este post.
El concepto de peña debería redefinirse para este tipo de casos. Es discutible aunque entendible que un evento presentado bajo ese nombre tenga sectores diferenciados (a mayor cercanía con el escenario mayor valor de las entradas) siguiendo la lógica del productor. No es aceptable que conseguir una empanada ($3) o un sandwich ($7) se convierta en una odisea por la falta de organización y el espacio mínimo disponible para retirar lo comprado en otra barra. La cerveza a $13 y la gaseosa a $10 están lejos de contar con precios populares.
Bien por la puntualidad: a las 21:20 horas comenzó el set del grupo Dientes de León con un repertorio de ritmos latinoamericanos. Desde la tribuna podía observarse como algunos socios del club jugaban al tenis o hacían natación, totalmente ajenos a lo que sucedía en el gimnasio cubierto.
Otra idea original fue la presencia de Gieco tras el show de los cordobeses. Tras la interpretación de La memoria, Soy un pobre agujero y la lectura de un texto de Eduardo Galeano sobre una madre (de manera tácita un homenaje a su mamá recientemente fallecida), el solista invitó a D-mente para hacer juntos El fantasma de Canterville. Posteriormente le cede la posta al grupo de Andrés Gimenez. La misma operatoria haría antes de invitar a Abel Pintos y dejarle el escenario disponible.
En su set final, León recordó a través de pequeños monólogos y grandes canciones (tal como es su costumbre) a Victor Jara, Violeta Parra, Cuchi Leguizamón, Las Pelotas, los desaparecidos, el pueblo de Perú y su nefasto gobierno, el disco homenaje que le grabaron, Pocho Lepratti y un largo etcétera.