domingo, 28 de septiembre de 2008

LLUEVE SOBRE MOJADO


La primera jornada del Quilmes Rock Córdoba edición 08 dejó una buena imagen pese a las escasas novedades que incluía su grilla. Desde lo estrictamente organizativo no se pueden efectuar quejas a la productora Nueva Tribu porque los horarios fijados se cumplieron de manera estricta y el sonido acompañó en gran forma las actuaciones de los grupos. Sólo la lluvia complicó las cosas al cierre de la jornada.
Alrededor de las 18 cerraba su presentación 3 de Copas, un power trío oriundo de Jesús María que no hacía mucho juego con las bandas programadas para la primera jornada del festival donde los ritmos latinos copaban la grilla. Más temprano, con unos pocos curiosos, en un horario muy poco tentador, Sistahiel abría el juego con su música reggae. Según algunas referencias, se trata de una de las mayores promesas locales de la escena.
Casi sin demoras Amparanoia tomó por asalto el Chateau en su despedida definitiva de los escenarios argentinos. Con vincha, blusa y medias de rojo furioso, la líder y vocalista Amparo Sánchez (quien se encuentra a punto de iniciar su carrera solista) cerró una etapa de su gira final con un impresionante despliegue de energía. Ritmos contagiosos que mezclan ska, reggae, rumba, flamenco, ranchera mexicana y un largo etcétera. En la cuestión idiomática tampoco deja afuera al vasco, francés e inglés además del castellano.
Su staff de músicos se luce en los momentos justos, el resto del tiempo trabaja para que la banda suene sólida y ajustada. La protegida de Manu Chao recordó a su padrino a través de pequeños fragmentos de King of the bongo y logró atrapar a los presentes con su fórmula mestiza.
El turno siguiente correspondía a Cultura Profética, uno de los grandes emblemas del reggae latinoamericano, que debutaba en estas tierras luego de una prolongada espera de varios años. La intro de vientos fue un anticipo de lo que ocurrirá en diciembre en el mismo Estadio Córdoba aunque en otro escenario: Siguiendo la luna, apenas sugerida, será uno de los caballitos de batalla de Los Fabulosos Cadillacs en algunos meses.
Ante algunos fundamentalistas (ubicados sobre las vallas para ver desde cerca el show) y muchísimo público que no los conocía, la banda portorriqueña se ganó el respeto de todos en base a su notable mezcla de reggae con toques de jazz , percusión y notables arreglos. La brevedad de su set (algunas de sus versiones se extendieron por coqueteos con el dub y largos solos de cada uno de los músicos) dejó con ganas de más porque no llegaron a estar una hora sobre las tablas. Hubo tiempo para un cover de Marley (fue Is this love) pero nadie se hubiera enojado si tocaban un par de canciones más.
Si los portorriqueños hicieron pocos temas, Los Cafres hicieron exactamente lo contrario. Intercalaron fragmentos de viejos clásicos y nuevos hits. Pobre angelito, La foto de Zapata, Objeto Sexual, Tus ojos se mezclaron con A pesar, Loco y Tu voz. El cierre, correspondió a Bastará y el grueso del público (el de adelante al que Guillermo Bonetto agradeció casi con demagogia y el de más atrás, no tan entusiasta) acompañando en voces. La inercia monocorde de su disco doble (la enorme mayoría de las canciones está en el mismo tono rítmico) hace difícil mantener el clima en un festival y ellos lo saben. La solución es adaptar el repertorio a gente que no necesariamente pagó la entrada para ver el grupo. Otra prueba superada para Los Cafres aunque a esta altura sobrevuela cierta sensación de piloto automático en sus últimas presentaciones.
Las Pelotas arrancó puntualmente a las 22 horas con Senderos. Mostraron que el arsenal sonoro del grupo está intacto y todavía intentan acomodarse ante la ausencia de Sokol. La lista de canciones elegidas fue idéntica a la de su última presentación en Córdoba:
Desaparecido, Basta y La mirada del amo apenas intercambiaron algunos lugares pero parecen ser las elegidas para el puntapié inicial de la nueva etapa pelotera. Hasta la frase de Daffuncchio ("no hace falta decir lo felices que estamos de poder tocar aquí con los amigos"), recordó a sus palabras de ocasión en mayo pasado. La única variación se produjo con La colina de la vida. El tema de Gieco suena impresionantemente adaptado al sonido de Las Pelotas al punto de parecer de autoría propia, todo un mérito en épocas donde los homenajes abundan en demasía.
La lluvia que había amenazado durante la tarde cumplió con su promesa cerca de las 23. Mientras la banda volvía a tocar Esperando el milagro luego de un error asumido por Germán, el agua obligaba a abandonar el predio mientras algunos rezagados pugnaban por entrar al show cuando casi todo comenzaba a terminar. A lo lejos, mientras la cola para el colectivo crecía de manera considerable, se pudo escuchar Si supiera. Luego, la tormenta y el transporte de regreso impidieron escuchar hasta el final.

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