martes, 21 de octubre de 2008

ELOGIO DE UN PERIODISTA


Si uno navega por la blogósfera argentina con cierta regularidad, fundamentalmente en aquellos que se refieren a cuestiones musicales, es fácil toparse con comentarios despectivos sobre la revista Soy Rock. A esta altura, casi podría asegurar que se trata de un deporte nacional que todavía no fue oficializado del todo. Por supuesto, las otras revistas también reciben su dosis de críticas (el blogger promedio es, fundamentalmente, un personaje disconforme) pero jamás logran captar el nivel de intensidad negativo que alcanza Soy Rock.
¿Las razones? Es difícil arriesgar una respuesta absoluta a la cuestión. Sin embargo, la preponderancia de bandas argentinas y cierto espacio para el rock chabon (ese concepto tan gastado y difícil de precisar) suelen hacer difícil su digestión para quienes no tienen gustos afines a esa escena. Sus conexiones con Pop Art son evidentes y la cobertura de artistas vinculados al sello-productora también, más allá de cierto maquilllaje que la publicación intenta llevar adelante. Por ello, al considerarla un órgano de difusión de la empresa de Roberto Costa, unas cuantos detractores dirigen hacia la revista cuestionamientos que probablemente debieran hacerle a la productora.
Los dardos dirigidos a Soy Rock que circulan en la web hacen referencia a cuestiones de tópicos abordados pero excluyen la forma, quizás porque allí no hay margen para críticas certeras. Correctamente escrita por un plantel de periodistas no muy numeroso (hace tiempo se incorporó Roque Casciero para entrevistar bandas foráneas y fortalecer las endebles coberturas anteriores), en cada número se encuentran algunas perlitas que me hacen disfrutar y hasta recomendar su lectura.
En particular quisiera detenerme en el periodista Pablo Mileo. Un tipo que participa en el proyecto desde su gestación y en los últimos tiempos viene levantando su alta performance habitual con un par de frases escritas casi al pasar pero que funcionan casi como una declaración de principios. Para muestra vale un ejemplo del último número (con Metallica en tapa): en su crónica sobre el show de The Hives menciona la participación de Banda de Turistas como "la enésima banda indie que va a salvar al rock nacional". No creo que tenga algo contra ese grupo en particular (como tampoco lo tengo yo) pero está(mos) cansado(s) de encontrar bandas infladas por cierta prensa especializada que luego no puede sostenerse y se hunde ante la misma burbuja que se creó alrededor. Lo gracioso es que justamente en el mismo número de octubre, otro periodista del staff (Miguel Prenz) le tira flores a diestra y siniestra al disco debut de la nueva gran esperanza indie.
Mileo también había sentado posición al polemizar con Arrascaeta respecto de la sugerencia de cyber para los hermanos Cerezo y asegurar que el periodismo es una cuestión de argumentos y no de frases provocadoras sin sustento sólido que lo respalde. Además escribió una gran nota de tapa para acercarse al mundo intoxicado de Pity Álvarez entre muchas otras coberturas que vale la pena leer. Si encuentras artículos firmados por el muchacho sugiero no pasarlos por alto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me llam la atención, amigo Facu, que siendo Ud. un admirador de Hunter Thompson cuestione a periodistas que tiran frases provocadoras sin sustento.
No se olvide, tampoco, que los periodistas también son fans y contreras de algo, y a veces se divierten revolviendo el avispero

Dash

Facundo Miño dijo...

Aclaremos de entrada: H Thompson es un escritor, no un simple periodista. Crerador de su estilo gonzo, donde se sitúa a si mismo como centro de la escena y no tiene demasiados problemas en adaptar circunstancias y situaciones a su antojo para darle un toque personal a las historias. Bajo esas premisas, el tipo escribe ficciones.
Distinto, muy distinto es el caso de los periodistas. Arrascaeta, como muchos otros (Mileo incluido), escriben desde un lugar de supuesta objetividad. Arrojar frases estruendosas desde ese lugar me parece fuera de lugar, sobre todo si no hay argumentos en los que se pueda basar semejantes afirmaciones.
No dudo que hay tirabombas que se divierten generando polémica. Pero, en ese caso, epreso mi postura que no comparte ese accionar. Sobre fanatismos, recuerdo la reseña del 1 Cosquin Rock en el suplemento No (aunque me olvidé quien la escribió) en donde se aseguraba que Pez había sido la revelación del festival. Sólo un fan podría haber escrito semejante desliz.