domingo, 9 de noviembre de 2008

NÚMEROS IMPERFECTOS


La periodista Carla Castelo debutó con un libro de su autoría a través de Vidas perfectas, un gran relato coral sobre la vida country en la que desmenuza actitudes y modo de vida de la clase acomodada argentina con altas dosis de humor e ironía. Las primeras páginas pueden resultar un tanto decepcionantes porque los datos no parecen aportar nada nuevo que no se haya podido leer con anterioridad en la infinidad de notas y artículos periodísticos sobre la cuestión. No obstante, con el svsnce de la lectura, las continuas referencias a los libros Las viudas de los jueves (Claudia Piñeiro, novela) y Los que ganaron (Maristella Svampa, ensayo) van dejando paso a ciertas reflexiones propias muy atendibles. La prosa de Castelo va adquiriendo vuelo propio y ya puede desmarcarse de esos referentes para intentar algunas apreciaciones propias.
"En el fondo, en cada country, se cuecen las miserias y los éxitos de una clase vistosa, sanguinaria, templada en el capitalismo más salvaje, sobreviviente de las crisis que suceden cada tanto a este país (…) El country al final es el refugio de aquellos que ganaron. La vidriera de la clase victoriosa. El escenario que eligieron los ricos para montar su próxima función", arriesga la autora. Y los comentarios de los propios involucrados incita a compartir la postura de Castelo.
Las citas a personajes entrevistados se desliza entre aquellos que están encantados por su modelo de vida y otros que no parecen nada conformes con la vida country. De este último tipo aparecen algunas declaraciones picantes: “¿Viste cuando ya es una carrera por la operación que no va dar ningún fruto? No es por el marido que es un gordo así, es por ella y por su pelotudismo extremo. Las que laburamos somos la minoría. A mí me asombra. Cómo sostenés una vida tan vacía (…) Y hay gente que sostiene a capa y espada esa irrealidad. Y eso acá si se ve. Y te da escozor. Realmente a mi me gustaría saber de dónde sale este dinero de la Argentina. Acá hay un mundo de gente totalmente descerebrada, que vive en un mundo de fantasía, y no sé como lo sostiene, pero lo sostiene".
Consultados por las razones que ameritan soportar un encierro asfixiante y aceptar reglas de convivencia desagradables, muchos habitantes sostienen que el bienestar de sus hijos es lo más importante y todo sacrificio se justifica en pos de encontrar la mejor vida que consideren posible para ellos. El análisis de la periodista es certero al respecto: "La postal con los niños en bicicleta, la corrida inocente del labrador, la casa con pileta y la risa blanqueada por el dentista de los padres, satisfechos, al fin, de construir un futuro mejor para su descendencia. Y ese futuro no es otro que el universo de los buenos contactos, la educación bilingüe y las relaciones carnales con las clases poderosas del país".
De cualquier modo, no sería atinado concluir que se trata de una clase homogénea. En el fondo, todas las generalizaciones son simplificadoras pero carecen de confiabilidad. En la marea de vecinos country (no hay datos oficiales sobre las cifras exactas de habitantes) algunos son más poderosos que otros, algunos son más populares que otros, algunos son estrellas y otros estrellados. Y en ese microcosmos competitivo hasta el extremo, los más débiles hacen lo imposible por pertenecer. Así, las adolescentes no tan agraciadas según el punto de vista masculino participan de los increibles pete party (no es ficción) donde despliegan sus cualidades para el sexo oral en un grupo de varones que les permita formar parte del grupo.
La autora se encarga también de reflejar la compleja relación entre los habitantes y los trabajadores del lugar (empleadas domésticas y personal de seguridad, fundamentalmente), el extraño vínculo entre los exclusivos countries y los barrios carenciados que los rodean, la discriminación contra judíos ("A mí me recomendaron que en los comienzos no aceptara judíos porque se juntan varios y empiezan a mandonearte", asegura una entrevistada) junto a capítulos dedicados a las muertes célebres de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso.
En definitiva, un fresco retrato compuesto por mitos, leyendas, prejuicios, creencias, usos y costumbres de un sector acomodado de nuestro país que elige encerrarse en una burbuja para construir una fantasía donde seguridad y aire puro se funden aunque, en el fondo, se trate de espejitos de colores.


Bonus track: como casi siempre sucede respecto de los libros comentados aquí, se puede encontrar otra mirada en el suplemento Radar de Página 12 hace casi un año atrás.

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