sábado, 14 de febrero de 2009

VIVIR AFUERA


Hernan Casciari ya había generado bastante revuelo con el mítico blog de una mujer gorda en el que recreaba una familia argentina desde el punto de vista de la señora de la casa. Aquel suceso terminó en un libro editado por Sudamericana y algunos de sus posteos en Orsai aparecieron el año pasado bajo el sugestivo título de España decí alpiste.
El tipo es divertido, ocurrente, ingenioso. Escribe de manera ágil y entretenida. Se ríe de los demás pero también se ríe mucho de sí mismo. Para este nuevo proyecto, Casciari reunió una gran cantidad de artículos referidos fundamentalmente a la vida de los argentinos en la península ibérica y conformó un auténtico catálogo de argentinidad del otro lado del océano.

Son seis tópicos divididos en diversos capítulos: las costumbres; el deporte nacional; la mentira; la nostalgia; la sociedad; la humanidad y finalmente un epílogo. En todos ellos, el autor saca a relucir su enorme capacidad para pensar situaciones absurdas que provocan risas en cadena. Vale como ejemplo citar Acordate de olvidarte en el que apela al lenguaje cibernético para calificar los recuerdos. Los que tienen extensión txt son pequeños y no ocupan demasiada memoria mientras que los jpg requieren mayor espacio. Otros segmentos muy logrados llevan por título Cagar leyendo es un placer rioplatense (en España no hay bidets y la lectura en el baño resulta muy compleja sin ese vital artefacto) o La verdadera edad de los países, cuyo texto circuló insistentemente por mail hace varios años. En este último, Casciari despliega su imaginación para calcular la edad que tiene cada país y describir su características como si fueran personas.
Del dolor y de la fiesta está contado desde el 2001 con la Argentina cayéndose a pedazos y él observando el derrumbe desde España. Con el campeonato del Racing de Mostaza Merlo como excusa, separa las costumbres españolas de las argentinas mientras piensa en su papá y observa el partido definitorio en un desolado bar, tan lejos de su Mercedes natal. Y logra contagiar el lado emotivo que generan las distancias.
¿Son todas flores? No. En Prohibido decir negro de mierda, el autor derrapa feo. Con evidente intención de molestar e incomodar al progresismo (esa figura tan utilizada y tan poco explicada que detesta), justifica el racismo en nombre del folclore futbolero asegurando que los jugadores ganan millones de dólares al año y no debieran sentirse molestos por los insultos que reciben en los estadios de parte de las hinchadas rivales. Y aunque el derrape no alcanza a desmerecer España decí alpiste, desluce el producto final.

No hay comentarios: