sábado, 15 de agosto de 2009

AMIGOS SON LOS AMIGOS


Vamos con un chivo. ¿Los amigos de mis amigos son mis amigos? No necesariamente. Un comentarista más o menos habitual de este blog cursó la carrera de comunicación conmigo. Él conoció mis amistades y yo la suyas. En general son buena gente o eso me hacen creer. Uno de esos muchachos estudiaba filosofía y era una verdadera máquina de crear teorías de las más descabelladas que yo haya escuchado.
Años después dejó la carrera y se asoció con su hermano para cumplir el sueño de muchos: puso un bar. Con cita a Cortázar, Cronopios (el antro en cuestión) se ubica en la estratégica Boulevard San Juan 316, a metros de La Cañada. Rodeado por otros bares que poco a poco copan el lugar (los escasos tres existentes en la zona hace una década se multiplicaron exponencialmente), ha logrado mantenerse en pie tras algunas temporadas en el ruedo. He pasado una buena cantidad de horas allí. Su banda sonora se compone habitualmente de bandas y solistas noventosos. Rock alternativo, grunge, algo de metal e idioma angloparlante surge desde sus paralantes.
Más de una vez estuve tentado en hacer un pequeño chivo desde aquí y acabo de encontrar la oportunidad. Mariano (el amigo de mi amigo que ahora es mi amigo) y su hermano Mauricio organizaron un ciclo llamado Radio Rock Bar. La idea es contar con "la mejor selección de rock y pop de todos los tiempos (para) mantener la semilla de maldad de la música que más nos gusta" . Para ello contarán con la presencia de distintos DJs de las radios más reconocidas a nivel local. Hoy a la noche la apertura estará a cargo de Diego Florio (88.9 Pobre Johnny), el próximo sábado será el turno de Carlos Rivarola (95.5 Rock and Pop) y el cierre (previsto para el sábado 29 de agosto) tendrá el sello de Diego Quiroga (93.3 Radio Pascal).

Más info: cronopios_bar@live.com.ar

5 comentarios:

Petra von Feuer dijo...

Yo también conozco al amigo de tu amigo. Luego de hacerme mi último tatuaje, recalé en ese bar (sin saber que él era el dueño) y me atendió él. Ambos nos dirigimos esa mirada de "ayputamadreteconozcoperonomeacuerdodedonde" y sólo un rato después me di cuenta de quién era (además, yo lo conocí con las rastas que ya no tiene).

Adrian Andina dijo...

Cronopios, alto bar! Hace poco me llegué y muy copada la música, más heavy o hard si se quiere. No le importa nada al chico ese.

Facundo Miño dijo...

Sucede Petra que el amigo que funciona como nexo entre el bar y mi persona y el bar y la tuya es justamente el tipo que comenta acá arriba. Y no quiero sacar chapa de antigüedad pero cuando lo conocí todavía no se había hecho rastas aunque compartía mi gusto por tomar cerveza en cantidades escandalosas.
Estimado (amigo) Andina: me enteré que estuvo en Cronopios (tengo mis informantes) porque anduvo de visita su otro amigo (otro que me cae soberanamente bien) que actualmente es funcionario sciolista en la provincia de Bs As. Ojalá el cambio de clima que parece acercarse lo tiente a abandonar esa cueva donde vive con mayor frecuencia.

Adrian Andina dijo...

my treasure... my cave... my grave...

Anónimo dijo...

Cada uno tiene su lugar de anclaje. Hemingway andaba por las tabernas de Cuba, Bukowsk por burdeles y bares de mala muerte del Bronxs, Kerouac rodaba de ruta en ruta, Lennon en galerías de arte, Fontanarrosa en el rosarino bar El Cairo, Borges por las calles de Palermo, Cortázar por las salas de box de París, Sabina en pubs de Madrid, Manu Chao en tabernas barcelonesas, el Cabezón Sotelo en La Alameda.
Otros más humanos rondamos por el Paseo de las artes, la Plaza de la Intendencia, el Cineclub Municipal, el Centro Cultural España Córdoba, el Paseo sobremonte, algunos galpones del Abasto, aulas de la Universidad, etc...
Todos somos fácilmente localizables en algunos lugares que nos identifican.
Si me quieren ubicar seguro lo van a poder hacer en Cronopios. Nunca falta la buena música, tragos frescos para el calor y tragos calientes para el frío. Nunca faltan las amistades y las buenas charlas.
Es un refugio, nada más, cuando la calle quiere escupirme de sus veredas.

Santiago