lunes, 9 de noviembre de 2009

NO APTO PARA TODO PÚBLICO (TODAVÍA)

(Publicado en Recis)

Una nueva edición de las Fiestas Clandestinas en su modalidad itinerante permitió que Dread Mar I volviera a la ciudad de Córdoba. Tras varias postergaciones a raíz de la paranoia que desató la gripe A algunos meses atrás, el ex cantante de Mensajeros tuvo su revancha en la noche de sábado. La clandestina programó a Perro Verde cerca de la medianoche. Discípulos de Ska-p, combinaron punk y ska en proporciones similares en poco más de media hora. El sonido de los cordobeses estuvo lejos de ser óptimo y la actuación careció de brillo. Cuando disminuyen la velocidad y los vientos toman el mando, la situación mejora pero eso sólo ocurre en pequeños tramos de su set. Aprovecharon para anunciar próximos recitales del grupo y se fueron aplaudidos por un público que esperaba otro tipo de música.
El intervalo fue animado por acróbatas y malabaristas que mostraron sus destrezas durante unos pocos minutos antes de la llegada de la atracción principal de la velada. Si en abril pasado este cronista se manifestó bastante sorprendido por la convocatoria de público, el traslado a un recinto de mayor envergadura no resulta un hecho extraño. De todos modos, a juzgar por el Captain Blue XL apenas al 50 por ciento de su capacidad, todavía no están dadas las condiciones para que el solista pegue el gran salto aunque tampoco resta demasiado tiempo.
Indiscutido monarca del reggae lover, Dread Mar I se apoya en una banda ajustada (Los Guerreros del Rey) para ofrecer un set de aromas románticos y letras que persiguen la búsqueda de la esencia como herramienta de transformación. Más allá de alguna canción nueva, el muchacho bonaerense hizo foco en su último disco Amor es (las muy festejadas My lord, Ellos dicen y Salvame fueron puntos bien altos del recital) con espacio para pequeños clásicos anteriores como Promesas o Inspiración. El repertorio adecuado y la capacidad de contagio que genera el showman alcanzan para que la gente responda ante cada oportunidad que el micrófono pide coros desde el público.
Desde aquella vez en Casa Babylon a la fecha, este cronista se ocupó de estudiar e investigar las razones para explicar cómo llegó el ex Mensajeros a ser uno de los artistas con mayor cantidad de shows en los últimos meses. El tipo tiene una agenda cargada todos los fines de semana y disfruta de una etapa de relativa bonanza a nivel de recitales sin canciones rotando en los medios. Entonces, lo que uno ve es auténtico, cada presentación en vivo implica un público que crece mediante el boca en boca y no responde a una campaña de marketing de algún sello que le oficie de inflador.
De cualquier manera, la popularidad o convocatoria no alcanza para medir un hecho artístico en sí mismo aunque sirva de marco de referencia. Sus músicos suenan correctos (incluso a pesar de las deficiencias características de Captain Blue XL) y las melodías gancheras se suceden una tras otra, incitando al movimiento corporal. Sin embargo, la división en bandos buenos y malos sin escalas de grises o la pureza del amor sincero y total desembocan en planteos que por momentos parecen demasiado simplistas a
nivel discursivo y el cóctel algo empalagoso que termina resultando no es apto para todo público.

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