martes, 26 de enero de 2010

SIERRAS REGGAE





(Publicado en Recis)

La segunda edición del festival internacional de reggae Carlos Paz & Love dejó mucho para comentar. Dos jornadas con casi 24 horas de música bajo una envolvente y amplia gama de sonidos de origen jamaiquinos. Todo ocurrió el fin de semana pasado a orillas del lago San Roque, con las sierras cordobesas como paisaje de fondo. Aquí, un resumen temático de gran parte de lo sucedido.

LOS CONSAGRADOS

Las bandas convocantes que fueron programadas en la grilla tenían material nuevo. Una particularidad que pocas veces ocurre y un aliciente para el festival. Nonpalidece aparecía como uno de los platos fuertes pero se quedó rengo poco antes del final con un corte de energía en el escenario. Antes, su decisión de tocar canciones del muy reciente El fuego entre nosotros, conspiró con la algarabía generalizada que suele reinar en sus recitales. El disco nuevo no está poblado de hits instantáneos y se notó en la respuesta de los espectadores.
Más tarde, Resistencia Suburbana hizo gala de su potencia sonora y tocó varias incluidas en Con la fuerza del mar, su no tan logrado nuevo disco. Luis Alfa no estaba de humor y se enganchó en pseudo-discusiones con las primeras filas del público asegurando (y luego cumpliendo) con su afirmación de que no habría bises.
Pese a todo, se fueron muy aplaudidos.
El domingo, Kameleba confirmó el romance que vive con su público en un show con pocos temas nuevos de su inminente Vibra sound (sale en febrero) pero con la enorme energía que transmiten los cuyanos. Están en ese momento en el que la gente acepta todo lo que hagan. Durante su última canción se rompió una consola y terminaron su presentación sin micrófonos únicamente con el bajo en funcionamiento mientras desde abajo eran ovacionados. De todos modos, desde el seno mismo de la banda dejaron trascender sus ganas locas de tocar el disco nuevo.
Los Cafres viven una etapa particular en su extensa carrera. La exposición alcanzada en los últimos años los volvió figuritas repetidas en cualquier festival multitarget que se precie como tal. A su vez, ellos se acostumbraron a tocar los hits que la gente quiere escuchar (en una suerte de inercia constante) y comenzaron a recibir cuestionamientos de parte del palo reggae por esa exposición. En Carlos Paz dejaron de lado piloto automático y la gente se rindió ante una banda que suena tan ajustada como siempre. Del material reciente sólo sonaron el homenaje cadillac y el cover de Stevie Wonder. El resto del repertorio deambuló entre viejos clásicos (Tus ojos, Hace falta, por ejemplo) y otros más recientes (Lúcido y Momento de intimidad). Se los notó divertidos y relajados desde el escenario y no necesitaron tocar los hits de alta rotación para conectar con el público. No fue una actuación espectacular pero colmaron las expectativas depositadas.

LAS APUESTAS
De todas las bandas que participaron en la edición 2009 son muy pocas las que repitieron en este año. Desde la producción se apostó por dos grupos que con buena imagen aquella vez. Con horarios y tiempos mejores, Shelby (Rosario) y Mamá Perfecta (San Juan) respondieron con creces en la oportunidad que recibieron. Los rosarinos largaron con una gloriosa intro de Roots and culture (himno del desaparecido Micky Dread) y se ganaron generosos aplausos merced a su roots melódico y conciente. Un cantante dotado a nivel vocal y músicos sólidos desde lo instrumental aparecen como virtudes al escucharlos. Además, suenan espontáneos y, a la vez, con horas de ensayo encima.
El caso sanjuanino fue parecido. Su vocalista Marcos Ordan se postula como un gran candidato dentro del dancehall (un subgénero derivado del reggae con elementos del ragga, del roots y del hip hop) por su probada capacidad de verbalizar a grandes velocidades. La prolijidad no es un elemento constitutivo de Mamá Perfecta. Por el contrario, los músicos se acomodan a los pedidos y caprichos de su líder. Esa ductilidad les permite fluctuar entre climas sosegados y la arenga casi permanente con la frescura necesaria para imponer su estilo. Pueden gustar o no pero nadie es indiferente a sus presentaciones.


EL SEMILLERO
Gran parte de las bandas que tocaron como ganadores del concurso previo In contest contaron con la chance de exhibir sus virtudes ante un público que no los conocía. En ese marco, los debutantes neuquinos La Estafa Dub (ataviados para la ocasión con camisas negras y corbatas blancas) dejaron en claro que la agrupación pude ser nueva pero sus integrantes ya tienen cierta trayectoria sobre sus espaldas. El nombre de la banda es mentiroso porque no hay dub sino reggae roots como elemento constitutivo. Con oficio se ganaron todos y cada uno de los aplausos cosechados durante su presentación. Antes, Nil Obstat fue el grupo encargado de abrir oficialmente el festival y, posteriormente, los integrantes de Kingston Jam comentaron la felicidad que tenían al estar incluidos en la grilla.

LOS EXTRANJEROS
Vaimaca Dub vino desde Uruguay para brindar un breve set hipnótico y cautivante ante un público bastante minoritario. Su estilo musical no cuenta con tantos adeptos (incluso dentro del reggae, pueden imaginarse en otros ámbitos) pero mostraron soltura y sonaron frescos con una notable conjugación de tambores e instrumentos eléctricos. Dub agradable, sin aburrir ni colgarse de manera innnecesaria. Big Landin Orchestra tuvo algo más de suerte (su horario casi nocturno le brindó un buen marco de gente) y cosechó una andanada de aplausos con cada una de sus interpretaciones. La influencia de Skatalites es evidente (dos covers y un medley lo demuestran). Como parte de su primera gira internacional, el sexteto venezolano visitó Carlos Paz & Love tras un paso por Brasil y sorprendió a la mayoría. ¿Su receta? Ska instrumental al estilo jamaiquino con tres vientos al frente y mucha onda.
El tercer artista extranjero juega en otra categoría. Quique Neira fue la voz de Gondwana durante el periodo más exitoso del grupo trasandino. Ahora en rol solista, con tres discos en la calle, puede darse el lujo de tocar sólo algunas pocas canciones de aquella época (Verde, amarillo y rojo, Yo no quiero ir a la guerra) mientras prioriza su material más reciente. Acompañado de grandes músicos, Neira se paseó por todos los estilos reggae posibles (roots, lover, ragga) con una facilidad asombrosa. Interactuó con el público, hizo referencias al fallo judicial sobre el consumo de marihuana y pidió rezos por Chile ahora que ganó la derecha. Por las dudas avisó que en marzo vuelve al país
.
En cambio, Jahmila era absolutamente desconocidos por estas tierras. Cuatro músicos provenientes de Italia pero con integrantes españoles y argentinos que predicaron la búsqueda de la esencia con excesivas referencias al amor y a los niños como símbolo del futuro. Ajustados en lo musical, su discurso terminó resultando empalagoso por la constante mención de esos tópicos como eje central de sus canciones.

EL SONIDO
Casi impecable. Desde Nil Obstat, la banda de apertura, hasta el cierre del escenario principal con Los Cafres, el aspecto sonoro fue un punto alto dentro del festival. No obstante, dos hechos emparentados ensombrecieron esa percepción generalizada. Cuando Nonpalidece cerraba su set, un cable quemado dejó a oscuras el escenario. El desperfecto fue solucionado pero tras media hora de espera, el ánimo del público no era el mismo que cuando ocurrió el corte. Algo similar ocurrió durante el tramo final de Kameleba: en este caso fue una consola que dejó a los músicos sin sonido (a excepción del bajo) y los obligó a bajarse del escenario sin saludos ni arengas finales. Fuera de estas dos manchas, que están lejos de ser meros detalles, el pulgar arriba se impone.

EL PÚBLICO
Heterogéneo y absolutamente diversificado. Desde pibes con pinta de rugbiers, acompañados por muchachas en la misma onda, hasta viejos gladiadores de la escena reggae. Como en cualquier otro evento, se entremezclan los que están en pose, los que se lookearon especialmente para la ocasión, los que siempre ven reggae y los recién llegados a los ritmos jamaiquinos. En sana convivencia y en un marco de absoluta tranquilidad, cada uno hizo lo que quiso sin que se presenten incidentes.


LOS PRECIOS
Elevados hasta el límite de lo tolerable. Parecía que la lógica de funcionamiento se rigiera por el costo más alto que se le pudiera colocar a un producto, en los bordes del asalto a mano armada. Y si uno pasa más de 10 horas dentro del predio es inevitable comprar algo para comer y/o tomar durante ese lapso. Probablemente se trate del aspecto más flojo y controvertido del evento. La organización debiera revisar su postura en ese sentido.
¿Ejemplos? Lata de cerveza 350 cc a $10, vaso de fernet de 1/2 litro a $20; hamburguesas $10.


LA(S) ACTITUD (ES)

Actitud María Marta merece un apartado en exclusiva. Además de funcionar como un necesario contrapeso en la cuestión de género (hasta allí sólo mujeres coristas en segundo plano), la banda acaparó todas las miradas cada vez que se subió a un escenario (tres veces distintas en los dos días). Su presentación en el escenario principal arrancó levemente torcida: el público las recibió con cierta frialdad y hasta indiferencia. De todos modos, las reinas del dancehall revirtieron esa situación con ajustadas entregas de actitud, justamente. Poco a poco, sin salirse de sus roles, las cuatro muchachas fueron levantando temperatura y terminaron ovacionadas. El cambio de perspectiva se observó claramente en la noche del domingo. Cuando fueron anunciadas mucha gente dejó de lado lo que estaba haciendo para verlas a ellas específicamente.

EL SALDO
Desde lo estrictamente artístico el balance final es absolutamente positivo. Más allá de algún caso particular, la enorme mayoría de las bandas incluidas en esta segunda edición de Carlos Paz & Love cuenta con atributos suficientes como para participar de un evento de estas características. La propuesta era tentadora desde nombres, actualidad y escenario; con músicos provenientes de Neuquén, Río Cuarto, Córdoba, Entre Ríos, Rosarios, Buenos Aires, San Juan e incluso desde países vecinos. Sin embargo, la respuesta de la gente no estuvo a la altura de las expectativas y cualquier charla con este tópico como tema incluía el hecho prácticamente indiscutible de su escasa viabilidad económica como producto en sí mismo. Sin sponsors, sin una estructura fuerte en lo financiero, su continuidad en el futuro próximo abre varios interrogantes.
La organización debiera replantearse algunos ítems referidos a difusión y precios, fundamentalmente. En el primer caso hubo mejoras respecto a la edición 2009 aunque algunas voces asistentes aseguraban que la publicidad del festival llegó demasiado tarde, con el evento encima y sin márgenes de maniobra. En el segundo aspecto, sin datos concretos resulta difícil sacar conclusiones pero desde el perfil de público cuesta aceptar sin protestas una entrada a $75 por más que las bandas "consagradas" vendan sus shows a la mitad de ese importe sin todo el acompañamiento que tuvieron en las jornadas del sábado y domingo pasado.

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