jueves, 19 de mayo de 2011

DAR CÁTEDRA CON TERSOS VERSOS

(Fotografía: Alejandro Ferreyra)
(Publicado en Recis!)

Los ritmos jamaiquinos gozan de una etapa de enorme visibilidad en Argentina. En el último lustro, la escena creció a un ritmo vertiginoso: se multiplicaron los festivales, aumentó el número de bandas que cultivan esos estilos y, además, se hicieron frecuentes las visitas de artistas extranjeros. Esa expansión ha comenzado a sentirse en el interior del país porque parte de esa avanzada internacional trasciende la metrópoli y llega hasta otras ciudades.
En ese marco, los cordobeses disfrutamos el año pasado de sus majestades The Skatalites y en los cinco meses de este 2011 ya vino Don Carlos y la semana próxima tendremos a Lee Perry.
La cuestión idiomática no es un asunto menor respecto de esas visitas. Una porción importante del público que asiste a estos espectáculos lo hace al calor de la popularidad y convocatoria de las bandas "nacionales". Los shows de las leyendas del género son tomadas como un extra o plus que observan de manera coyuntural, sin involucrarse más allá de ese momento. Esta percepción es absolutamente personal pero encuentra cierto sustento en aquellos recitales que están bastante lejos de la masividad si no cuentan con los pesos pesados argentinos (fundamentalmente Nonpalidece pero también Cafres, Riddim, Resistencia Suburbana).
Anoche, Cultura Profética retornó a Córdoba tres años después de su debut. Es una banda foránea que no toca con regularidad por estas tierras y cuenta con una dilatada carrera, al punto de convertirse en una de las pioneras del reggae en castellano. Sin la barrera del idioma, se podría suponer que la agrupación portorriqueña tendría los antecedentes y el predicamento suficiente para convocar una pequeña multitud. Al menos, algo parecido pensaron los organizadores que programaron su actuación en Captain Blue XL. En las semanas previas, con algunos colegas conversábamos al respecto y nos parecía una apuesta desmedida semejante escenario. No estábamos tan equivocados al encontrar el recinto en 40 por ciento de su capacidad.
Luego de la actuación de los cordobeses Nuna Malta (reggae fusión) y una demora prolongada que se extendió por más de una hora (excesiva en cualquier contexto pero reforzada más por la jornada laboral del día siguiente), Willy Rodríguez y sus muchachos obligaron a dejar de lado cualquier especulación previa para centrarnos exclusivamente en su performance. Porque, en directo, cuesta resistirse a su encanto. Al roots más tradicional le incorporan elementos de jazz latino, una dosis nada desdeñable de elegancia, buen gusto y letras con contenido que se reparten de manera equitativa entre la denuncia social y los aspectos afectivos cotidianos.
Rimas pa' seducir, La complicidad y Nadie se atreve (un alegato contra el pop industrial) como tridente de apertura alcanzaron para meterse a los espectadores en el bolsillo. Aún con algunos inconvenientes sonoros (que fueron superando durante el transcurso del set), es innegable que se trata de una banda muy profesional que sabe lo que quiere sobre el escenario y cuenta con las herramientas necesarias para hacer realidad sus búsquedas estéticas. Cada integrante cumple con creces su función, hay reparto de voces, momentos para que se luzcan en forma individual, coqueteos con el funk y pasajes dub.
El primer tramo no contó con palabras de parte de los músicos salvo las canciones en sí mismas. Luego, en simultáneo con la mejoría sonora, Willy comenzó a interactuar con el público. Regaló una remera a las primeras filas que se ubicaban cerca del escenario y agradeció a los presentes por entender el mensaje.

La euforia inicial bajó a una meseta de cierta frialdad, probablemente por un playlist demasiado centrado en La Dulzura, su último disco que todavía no está tan instalado más allá de su calidad (De tope al fondo, Baja la tensión, Ilegal, La espera). En los recuerdos más viejos como Ritmo que pesa y Un deseo se notaba una mejor recepción, aunque el más festejado durante ese lapso fue Iron lion zion.
El final de Verso terso, coreado por la gente resume bastante bien la clase magistral de Cultura Profética en Captain Blue XL: "si te encuentras este tren de frente no te piques y si te picas es que tienes que meterle más". Una oda al trabajo y a las ansias de superarse y mejorar. No importa el marco ni el contexto, el esfuerzo trae sus frutos en algún momento. Es muy probable que en próximas visitas crezca la cantidad de seguidores. El boca en boca funciona bien en estos casos. Nos encontraremos en la próxima clase.

2 comentarios:

El pelado Andrés dijo...

Buena crónica. Agunos datos para agregar: noté cierto disconformmismo en parte del público por la ausencia de canciones más viejas. Y por lo que escuché, hicieron un setlist muy parecido al del sábado en Bs. As. Tal vez aquí deberían haber dejado algunos temas nuevos afuera, ¿no? En líneas generales me gustó, pero tal vez le falte un poco de desprolijidad en el buen sentido. Gran banda. Abz compañero

Facundo Miño dijo...

También escuché comentarios parecidos. En líneas generales me dejó muy conforme y también pensé que harían algunas canciones más viejas. En el fondo, me parece muy saludable que una banda no haga lo que se espera de ellos. Sí, un poco de desprolijidad en ese sentido no vendría mal. Quizás fue todo demasiado pulido. Coincido: gran banda. Abz para usted. Ya puse en facebook el link a tu nota con el muchachito Lee Perry.