martes, 29 de mayo de 2007

NEGRA MI ALMA, NEGRO MI CORAZÓN


Arranqué el domingo a media mañana y mientras preparaba mate puse la radio. Felipe Pigna hablaba sobre el Cordobazo. Pasaron unos minutos y ya sentado en la PC escucho el inicio increíblemente poderoso de Wherever I may roam. Casi emocionado corrí a subir considerablemente el volumen. Entonces, después de años, anteanoche volví a escuchar el Disco Negro (así con mayúsculas) de Metallica. En medio arruiné el asado dominical porque nunca logré aprobar "Como prender el fuego I". Para un metalero argento de ley debe ser una auténtica deshonra y una humillación en su currículum pero como el metal desde hace añares no me llega no tengo nada que ocultar. Igualmente no hay razones para detenerse en ese tipo de nimiedades.
¿Qué no se dijo aún acerca del famoso Disco Negro? Creo que todo (o casi) ya fue dicho o escrito. Pero nunca tuve mi oportunidad. Recuerdo haberlo escuchado por primera vez allá por 1994 en casette (prestado por un amigo) y pedir que me lo grabaran porque todavía no tenía grabador doble casetera. Y para la Navidad siguiente lo compré original. Curiosamente tenía tapa de un color lila pálido que nada tenía que ver con la carátula del CD (nótese que ni hablo de vinilo).
Supongo que para generaciones posteriores a la mía este disco no les debe decir gran cosa. Y sólo para algunos les parecerá una reliquia respetable (pero reliquia al fin). Bajo ningún aspecto debe interesar
les más que Korn o System of a Down. Algo similar sentía yo cuando me mencionaban a Black Sabbath, Judas Priest e incluso Iron Maiden.
Sin embargo, creo que Metallica y el Disco Negro con el paso del tiempo ocuparán un lugar privilegiado respecto del ñu metal y probablemente del heavy clásico tipo Maiden y Judas. Sacaron el disco indicado, en el lugar y momento indicados. Un verdader clásico prácticamente desde su salida.
Los fans más conservadores criticaron este álbum por su liviandad respecto de su obra previa sin percatarse de la bisagra que significaría esa edición. Ahí están esas baladas pesadas Nothing else matters y The unforgiven para certificar el ablande. Pero también allí están los riffs asesinos (elijan cualquiera de los temas restantes), la batería que te aplasta (cada golpe a los parches parece una patada en el paladar) y James Hetfield cantando como nunca antes y probablemente nunca después.
Una auténtica bomba: la conjunción de ese enorme poderío musical, esas canciones a gran velocidad (Of wolf and man, Through the never o Enter sandman), esas medio tempo arrasadoras (Sad but true, The god failed o Don´t tread on me), aquellas baladas pesadas, todas en su justa medida sirven para explicar (de manera un tanto simplista) la calificación de disco de la década del noventa para el metal. Como alguna vez lo lograron Maiden o Judas.
Pero convengamos que ninguna de esas bandas logró instalarse en el imaginario rockero como ocurrió con aquel Disco Negro. Ese que aún 16 años despúes de haberse editado suena inoxidable en cada uno de sus 12 tracks. Y no sólo para metaleros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Algo que me dijo un amigo: "Sad But True es el mejor tema para escuchar mientras cogés".

Facundo Miño dijo...

No puedo desmentir ni confirmar semejante aseveración de tu amigo. Pero calculo que puede llegar a servir para otros menesteres además de fornicar.

Anónimo dijo...

Me hizo acordar a marito q le encantaba coger escuchando musica metalera del mas alla. Aguante el disco negro, en gran parte algo de lo q somos hoy, para nuestra generacion, se lo debemos al album negro. y el disco de tango feroz en mi caso particularmente!!! (no me averguenza, hay gente q se identifica con el disco de Reina en colores, o bosque chocolate)

fast dijo...

jua jua....
si seguimos asi.... todos somos el producto de esta sociedad.... me pregunto que saldra de esta sociedad de reallities...
Pero mas alla de eso... No cabe duda que este disco marco a muchos que marcaron a otros...
(jejeje este post me hizo buscarlo pa escucharlo)