domingo, 28 de diciembre de 2008

LA ÚTIMA VUELTA


Anoche se cerró formalmente la temporada 2008 de recitales para quien escribe en este blog. En Casa Babylon con una concurrencia apenas aceptable se llevó a cabo el Skapando 2008, tal como viene ocurriendo desde hace unos cuantos años.
Siempre siento algo de envidia a esos grupos de amigos que asisten a recitales en gran número. Mi gran compañero de ceremonias (viaje a Obras, carpas en Capilla del Monte y anfitrión durante años en Cosquín) se fue a vivir a Alemania y me dejó huérfano hasta la fecha. Otro habitual compañero de emociones se encuentra viendo crecer a su primogénito en tierras bolivarianas. Me alegro por ambos aunque siento sus ausencias y los recitales en solitario se volvieron una constante.
En eso pensaba cuando por la puerta del reducto del Abasto aparecieron unas cuantas caras conocidas que suelen hacerse presente cada vez que Inauditos pisa el escenario de Casa Babylon. Son aquellos que me iniciaron en el ska de
Madness y Specials hace una década. Sobre el escenario ya estaba La Estazion, el grupo con mayor proyección a futuro de la escena reggae local. Son muy jóvenes, tocan bien, tienen ideas y variedad estilística. Hace rato que el violín dejó de ser una rareza dentro del mundillo rocker pero en la escena reggae sigue pareciendo una novedad. La Estazion aprovecha con astucia ese elemento para darle un toque original a su propuesta. Les sigue faltando un buen cantante o un showman para completar un producto sólido cuya única falencia radica en el manejo de las voces.Se fueron bastante apaludidos y cerraron un buen año para el grupo.
La noche continuó con La Traktora a puro punk-ska y notorias influencias de Ska-p. Aunque el diario La Voz del Interior los considere "la referencia cordobesa del género jamaiquino", está bastante claro que lo suyo transita por otros carriles más allá de su estética de rigurosas camisas y corbatas. Hay ska pero el sonido generalmente muta hacia su costado punkie, abundantes solos de guitarra y canciones desprolijas pero intensas. No tengo nada contra ellos pero su música no me llega ni contagia. Su versión de Lamento boliviano confirmó aún más mis sensaciones.
Para el final, luego de una espera prolongada, quedó Inauditos. Prepararon una escenografía compuesta de globos junto a dos banderas laterales y mucho papel picado que voló incansablemente durante su set. La murga ska fue el puntapie para los viejos clásicos (La danza del estafador, el cover de Madness One step beyond, Jaques) y un par de composiciones nuevas (muy necesarias, por cierto) antes del siempre divertido final de Vino cartón. Sonaron bastante ajustados y tuvieron la delicadeza de invitar a una vocalista femenina que se lució rodeada de muchachos de saco y corbata. Como cuenta pendiente les resta volver a insertarse en el circuito y tocar con mayor regularidad, una de las apuesta de cara al 2009. Otro Skapando, otra vez Inauditos y cierta sensación de deja vu por la presencia de cierto público que sigue yendo a verlos pese a los años transcurridos.

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