VIDA CRÓNICA
A través de mi jefe (que lo recibió como regalo traido de tierras colombianas) tuve la posibilidad de leer Las mejores crónicas de Gatopardo cuya selección de textos corrió por cuenta de Miguel Silva y Rafael Molano, creadores de la revista en 1999. Un año y monedas atrás escribí un pequeño post sobre Gatopardo para comentar la sorpresa y el entusiasmo que me generaba el acceso a un medio de estas características en mi ciudad. Desafortunadamente ya no es posible encontrarla en aquellos puntos de venta donde solía aparecer. En todo el 2009 no entró ningún número y según me enteré (leyendo un blog) anda con serios inconvenientes financieros.
¿Tiene sentido comentar impresiones sobre un libro que no se editó ni creo que se vaya a editar o distribuir en Argentina? Me parece que no mucho. Pero puede ser una buena chance para reafirmar mi pasión por la lectura de crónicas. Esos textos que los diarios suelen despreciar y muchos lectores no los encuentran necesarios. Y para mi vida cotidiana resultan absolutamente esenciales.
Vamos con un ejemplo: ¿recuerdan las principales noticias de la semana pasada? Ni hablemos de hace tres semanas, seis meses o un año. Mucha de la información (aunque no toda, eso es seguro) que uno consumió en aquellas fechas hoy es absolutamente irrelevante y, quizás por ello, fue a parar a la papelera de reciclaje de nuestra memoria. No ocurre lo mismo con las crónicas. A través de ellas podemos adentrarnos en mundos particulares, entender realidades desconocidas, asombrarnos ante personajes famosos y anónimos cuyas historias valen la pena ser contadas. Puede que me haya olvidado algún detalle, puede que no recuerde exactamente el relato pero me bastan algunas pocas pistas para recordar los textos y reportajes en forma de crónicas que he leído. ¿Por qué? Porque tienen una mirada de largo plazo, porque sus descripciones permiten acercarse a ciertos hechos narrados con datos de color que se graban en el disco rígido de la memoria. Fundamentalmente porque envejecen mucho mejor que las simples informaciones que son noticias del día y en la misma semana de su publicación nos cuesta recordarlas. Por esas simples razones me encanta leer crónicas. Y por esas simples razones me cuesta entender que las publicaciones dedicadas a ese género periodístico sean tan poco rentables y la gente no tenga interés en ellas.
4 comentarios:
Che, muy lindo lo que decis. Bue de en verdad no se si linda sea la palabra (ya se deberia editar lo que digo y ser menos boludo y ya que se que linda no es la palabra no usarla.... pero si voy a usar linda a pesar de no ser la mas correcta)
En fin, interesante lo que comentas :D, completamente de acuerdo que en esta cultura de la sobreinformacion en la que vivimos, nos enteramos de los inundados en China pero no aprendemos nada de China ni de los inundados...
Tal vez, el problema es lo que la gente esta acosumbrada a comer y lo que se le da de comer....
En algún lugar de mi casa tengo el número 0 de la Gatopardo. Si mal no recuerdo, estaba Salma Hayek en la tapa, pero la nota que más me llamó la atención fue una sobre la frontera entre Tijuana y San Diego. No sé cómo llegó a mis manos ese material, realmente.
Tengo la misma pasión por las crónicas, no importa en qué medio se publiquen ni el estilo. Simplemente me gusta leerlas, me es muy placentero.
Hace un tiempo compré un libro de Emilio Fernández Cicco, en el cual recopila una serie de textos que publicó en la revista Noticias y otros medios. No todos son crónicas propiamente dichas, hay mucho reportaje también, y algunas necrológicas. Si no lo conocés, te lo recomiendo. Se llama 'Yo también fuí un porno star'.
Ya que hablás de tu jefe, te hago un mangazo: ¿podrías preguntarle si llegaron "Cuna de gato" y/o "Desayuno de campeones" de Kurt Vonnegut (el me había dicho que iba a intentar conseguirlos). Thankyouverymuch.
Fede yo entendí tu idea más allá de la utilización del vocablo "linda". Creo que en No somos nadie, el programa radial de Varsky (Rock and Pop, 6 a 9 de la mañana lunes a viernes, hora argentina) utilizan un lema muy adecuado: "porque más importante que saber es entender". Por allí me parece que va tu planteo aunque puedo estar meando fuera del tarro. Por supusto, los medios se construyen en relación a su público real y potencial. Por ejemplo, comparemos los suplementos Mujer de La Voz del Interior (zapatos, carteras, ocio y un montón de espacio ocupado por textos que no dicen nada) con Las 12 de Pag/12 y veremos cuál es el público al que apunta cada medio.
Ezequiel: que suerte la tuya. Yo tengo 5 ó 6 ejemplares que fui encontrando acá en Cba y devoré todas sus páginas, hasta las de publicidad. A Cicco lo conozco, leí su libro (aunque no lo compré). Debo decir que no me voló la peluca, probablemente porque es notoria (y reconocida por el mismo autor) la influencia de Hunter Thompson. Y su estilo no me termina de cerrar. De cualquier manera, le tengo tanto respeto que la semana que viene empiezo un curso de periodismo narrativo por internet (en el sitio Periodismo.com) cuyo docente será el mismo Cicco. Veremos que aprendo al respecto. Me permito sugerirte que leas a Kapuscinski (si todavía no lo hiciste) cuya lectura genera un placer inmenso en mi.
Petra: estimada, como encargado de abrir todas las cajas que llegan a la bendita librería puedo asegurar sin temor a equivocarme que esos libros no han llegado. Igual le consulto a mi jefe si tiene alguna novedad al respecto. Si necesitás algún otro dato o reservar me mandás un mail y listo.
Saludos para todos.
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