Podría adjudicar este post al supuesto show de Metallica en Córdoba pero, en realidad, viene de cierto tiempo atrás. Hace algunos meses descubrí que Hammer estaba de vuelta. ¿Hammer? Sí, sí. La banda insignia del metal cordobés, el mito absoluto en lo que respecta a repercusión mediática y en fervor popular está de vuelta.
Rewind1995 Quien escribe estas líneas asiste a su primer recital. El Teatro Griego alberga durante dos noches a un puñado de bandas cordobesas, toda un novedad por estas tierras bajo el título de Mega Rock. La entrada cuesta $1 pero igual vemos si hay posibilidad de colarnos. La tarea es infructuosa y pagamos esa módica suma para acceder al olimpo. Si hablo en plural es porque no soy el único que debuta en materia de recitales: mi compañero inseparable de la adolescencencia también es novato. La primera cerveza, el primer pogo, nuestra aventura inicial. Cuando salimos del show nos vamos a encontrar con algunos artefactos derrumbados, la policía con ganas de combate en la puerta, muchas camperas de cuero y remeras negras dando vueltas por los alrededores. La primera parte de los noventa fue muy diferente de la actualidad, incluso de los primeros años de la década que acaba de terminar. En cualquier ámbito en el que uno se moviera no estaba bien visto pertenecer, ni siquiera tolerar, a otras tribus. El metalero no soportaba los punkies ni viceversa, por ejemplo. Ni hablar de bandas más melódicas: malas palabras en el diccionario de gran parte de esa generación todavía adolescente. Aún así, me las arreglé para ver shows de diversos estilos (recuerdo con precisión este Mega Rock, el Alas Thrash 95, los Under Festival, Flema en el Club Obrero o Attaque 77 en la Estación Mitre). Asistir a un recital no era cosa de todos los días y los enfrentamientos con la policía eran bastante frecuentes. Por suerte para mi persona, aquella noche y muchas de las siguientes no tuvieron ese desenlace. Como sea, yo me definía como metalero porque el Disco Negro (nuevamente con mayúsculas) cambió de raíz mi mamera de escuchar música. Y mientras tiempo después abandonaba a Hetfield y Ulrich por livianitos, acercándome incomprensiblemente al death metal, seguía alucinado con dos bandas locales que por aquella época se habían gandado el respeto de la hordas metaleras locales: Sentencia y Hammer. Los primeros contaban con un vocalista fuera de serie que hoy vive de su voz cantando tangos en Buenos Aires. Los otros han vuelto al ruedo con dos integrantes originales tras su separación en el año 2000.
Retorno al 2010. El metal no me llama como antes. Ni cerca. Pero todavía siento una sensación difícil de explicar cuando escucho ciertas bandas del género. Y entre ellas, Hammer lo tuvo casi todo para trascender pero se chocaron con aquella máxima que dice que Dios atiende en todos lados pero tiene su oficina en Buenos Aires. Aquí telonearon a todos (Hermética, Logos, Horcas, A.N.I.M.A.L., Ratos de Porao) y se hicieron un lugar en la capital. Sepultura fue desde siempre el modelo a seguir. Puede que no fueran muy originales pero sonaron poderosos y ajustados en cada uno de sus show en directo. Adelantados para la época, grabaron un cd (el impresionante A new damage, disponible en Taringa) en lo que marcó un punto de inflexión para la escena local. Hasta ese momento los demos y producciones independientes se hacían pura y exclusivamente en casette. Como para redondear el post cito otro hecho anotológico: su rotación en MTV cunado esa cadena se dedicaba a la música. Acá abajo van los videos que sirven como muestra de lo anteriormente dicho.
Aclaración pertinente: el primer video dura tres minutos y medio y con eso alcanza para verlo en su totalidad. No encontré otras opciones disponibles.
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