sábado, 5 de junio de 2010

VICTORIA DE VISITANTE

(Publicado en Recis)

Club R es un pequeño reducto que se encuentra relativamente lejos de otros lugares destinados a la diversión nocturna de la ciudad de Córdoba. Su ubicación obliga al potencial concurrente a pensar bien las posibilidades porque no hay plan b a mano si la oferta no convence. La incursión en los shows en vivo le viene reportando al club un interesante caudal de beneficios porque, poco a poco, comienza a instalarse como un espacio con actividad constante todas las semanas. La fresca noche del viernes el local ubicado en la calle Julio A Roca sumó varios puntos en la consideración de quien escribe estas líneas. La grilla era prometedora: como apertura los Tiembla Delirio Orquesta, llegados especialmente desde Río Cuarto; como cierre Los Umbanda, provenientes de Buenos Aires.
Tras una espera algo extensa, los riocuartenses se apropiaron del modesto escenario que se ubica apenas 30 centímetros por encima del suelo. Contaban con un presentador propio que se encargó de atraer las miradas del reducido público. De todos modos no lo necesitaban. Durante una hora tocaron ska estilo jamaiquino, con Skatalites o Dancing Mood como referentes, y sorprendieron a unos cuantos gracias a su actuación sólida. Fuerte presencia de los vientos que guían el camino, oscilación entre temas cantados y piezas instrumentales. En primera instancia quedó un espacio vacío entre los músicos y la gente que fue cubierto por los más entusiastas al ser invitados a acercarse. La nota distintiva la dio el medley de Halleluja (de León Gieco) y So much trouble in the world (Bob Marley). Se fueron muy aplaudidos y dejaron una gratísima impresión ante un público que no los conocía. Un paso adelante para los Tiembla Delirio.
La aparición del otro grupo de la noche se hizo esperar bastante pero valió la pena. Ya se dijo aquí que Los Umbanda es probablemente la banda que mejor combina sonidos mestizos de tracción a sangre con un pulso electrónico tan preponderante como adecuado. Pues bien, en vivo la potencia del grupo se eleva en forma exponencial sin que ese incremento derive en improlijidades.
Gaspar Om es el frontman que se carga sobre sus espaldas el contacto con la gente. Su arenga comenzó incluso antes de pisar el escenario con sus compañeros porque aprovecha las posibilidades que brinda un micrófono inalámbrico. A veces toma un teclado que tiene a disposición para disparar efectos pero en general se dedica a agitar y obtiene muy buenos resultados. Por detrás, el grupo le otorga la estructura adecuada para que el vocalista vaya y venga, salte y cante, agite y baile.
Los temas toman prestados elementos del reggae, del hip hop, del dub, de la cumbia y hasta de la milonga sobre una base electrónica que los envuelve y reconfigura. El pastiche resultante es realmente adictivo. El playlist se compuso con canciones del fundamental Musikadelante aunque con espacio para revisitar temas más viejos como Mambología o Flor negra además de algún adelanto del disco que saldrá en breve (el que tendrá a Luis Alfa de Resistencia Suburbana como invitado es un excelente indicio).
La performance Umbanda fue intensa y arrolladora. En medio del show Gaspar pidió que levantaran la mano aquellos que no conocían el grupo y se elevaron unos cuantos brazos. Cerca del final con el excelente Hacia el abismo resultaba imposible distinguir quiénes eran novatos y quiénes eran seguidores. La solicitud de bises no hizo más que confirmar la impresión de este cronista: el latintronik salió victorioso en su visita a Club R.

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