EL INTOCABLE

Ciertos integrantes de la fauna local del rock argentino gozan de una suerte de vía libre para hacer y deshacer sin ningún tipo de merma en su reconocimiento, popularidad o estima de parte de su público.Increíble pero real. Por supuesto, no todos los casos son iguales. A ciertos artistas no se les perdonó determinada respuesta, actitud u opinión y cayeron en desgracia indefectiblemente. A otros les resulta particularmente dificultoso remendar pequeños errores cometidos.
No es el caso de Ricardo Mollo, un verdadero intocable de la escena local. Su currículum le juega a favor. Parte esencial de Divididos junto a su socio de siempre, Diego Arnedo; ex integrante de Sumo, el último gran mito del rock local; amigo y productor de los Piojos, La Renga y varios etcéteras de los más populares del rock local. Puede darse el lujo de noviar y hasta casarse con Natalia Oreiro sin que sus fans se lo recriminen.Sólo pequeños esbozos de protesta aislados e individuales, la mayor parte de su público lo respaldó. Incluso mejoró su estatus por tener una esposa veinte años más joven. A Ivan Noble, por mucho menos que eso, con la misma partenaire, se lo desterró definitivamente del corazón rocker argentino promedio. Al ex Caballero de la Quema, a decir verdad, una buena parte del público rockero lo detestaba antes del mencionado affaire. No cualquiera puede relacionarse con la farándula local. Y ese pequeño desliz de Noble alcanzó para que fuera absolutamente criticado. Mollo en cambio puede sonreir en las cámaras de Intrusos (el programa de Jorge Rial) y salir a saludar a noteros de programas de chimentos en la puerta de su quinta sin ser tildado de frívolo.
Divididos puede pasar cinco años sin editar discos de estudio, agotar todas las posibilidades de discos en vivo y presentarse en festivales y actuaciones propias alternando shows eléctricos y acústicos sin grandes reproches. Vengo del placard de otro (2002) es su último registro oficial de estudio y por el momento sólo se sabe que trabajan en material nuevo pero sin fechas ni plazos de edición anunciados hasta el momento. ¿Alguien osó acusar de ladri a la dupla Mollo/Arnedo por el tiempo transcurrido? Muchos otros artistas de la escena local (con méritos y calidades distintas) reciben ese mote si pasan tres veranos sin un disco nuevo para presentar.
Quizás el origen de este post obedece a la noticia difundida allá por fines de febrero de este año. En su página oficial publicaban un anuncio en el que convocaban a bateristas idóneos y con "verdadera autocrítica" a enviar videos tocando El 38 y Salir a asustar para ser evaluados y los seleccionados podrían hacerse cargo de los parches de Divididos, nada menos. El puesto ya tuvo varios dueños en diferentes etapas de la aplanadora pero lo sorprendente fue la aclaración posterior en la que aseguraban seguir con Catriel Ciavarella y buscaban "otro baterista para sumarse al proyecto". ¿Críticas por esta inclusión de un banco de suplentes? Ninguno. Todo parece permitido.
Los méritos artísticos del gran Ricardo son indiscutibles (para quien escribe es sin dudas el mejor guitarrista de la Argentina), su humildad y simpatía están más que probados, la ausencia de actitudes y discuros demagogos son un rasgo característico de Mollo. Probablemente por estos y otros valores, el guitarrista y cantante pueda casarse con una estrella de la farándula, manifestarse vegetariano y místico, pasar un lustro sin material de estudio nuevo y hasta contar con dos bateristas (parece una empresa y no un grupo de rock) sin demasiados cuestionamientos a su figura emblemática. Ser intocable no es para cualquiera, sólo para algunos pocos elegidos. Y Ricardo Mollo, encabeza el podio sin dudas.